no podía hablar con extraños…
hoy vivo de comunicar.


habla MARYLAND®
habla MARYLAND®
Tenía ideas, pero me costaba expresarlas.
Me ponía roja, me trababa.
Y eso me acompañó durante mucho tiempo.
Hoy me dedico a la comunicación.
Pero no desde el lugar obvio.
Trabajo con marcas que no necesitan gritar para ser escuchadas.
Que valoran la pausa, la intención, el diseño con sentido.
Porque aprendí que cuando lo visual y lo verbal se alinean, no hace falta más volumen. Hace falta dirección.

AUTHOR & BOUTIQUE BRANDS
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qué es Maryland…
No es una agencia.
No es una persona.
No es una marca.
Y sí, es todo eso.
Maryland no nació con un pitch de presentación ni con un feed curado en tonos nude.
Nació de un “renuncié”, un “no sé qué va a pasar”, un “pero lo hago igual”.
Maryland es la voz interna que te dice “hacelo aunque no te sientas lista”
y después te alcanza un mate mientras llorás de miedo.
Es la carpeta de reels que no subiste porque te dio pudor,
pero igual la editaste con obsesión quirúrgica.
Es ese ojo clínico que te detecta el problema real en tu comunicación antes de que termines la oración.
Maryland no es marketing.
Es lo que pasa cuando te decidís a sostener lo que decís.
Porque si vas a vender,
que sea desde lo que ya sos.
Si vas a hablar,
que sea con voz propia.
Si vas a diseñar,
que sea un plan que te banque cuando la motivación no esté.
maryland
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maryland .
Maryland no está hecha para “hacer ruido”.
Está pensada para que lo que digas se escuche cuando el ruido baje.
No hacemos magia.
O si, hacemos sistemas.
Estrategia, estética, sustancia.
Y también memes.
Maryland es ese momento bisagra en el que dejás de esperar que alguien te valide
y te validás sola.
Con todo lo que eso implica.
Porque no estás buscando “posicionarte”.
Estás buscando sentirte coherente con lo que ofrecés.
Y cuando eso pasa,
te compran.
MENTORING MEETS DONE -WITH & FOR- YOU.
MENTORING MEETS DONE -WITH & FOR- YOU.
pero Maryland también es otra cosa…
es el error
vistiendo de gala
es lo suave
dejando entrar
una verdad que raspa
no somos perfectas
somos reales
y eso—bien dicho—
es oro
hay filo
hay luz
porque hay sombra
hay un salto entre
lo clásico
y lo que recién
nace
lo inesperado
no es un desvío
es parte del plan
cuando pensás
que entendiste
te muestro otra cara
maryland es
la mezcla exacta
entre lo que destruye y lo que crea
lo que se oculta y lo que se muestra
el deseo que avanza con sutileza
y el poder que golpea con elegancia.
en la danza de las polaridades
todo se alinea
y lo que antes parecía incompleto
ahora se vuelve esencial
maryland
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maryland .
quién soy?
Podría decirte que soy muchas cosas más que mi trabajo…
Pero si estás leyendo esto, es porque mi marketing funcionó. Y eso ya te dice bastante.
maryland
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maryland .
10 años en marketing… pero no como te lo imaginás.
No empecé en Stanford ni en una oficina de Palermo. Empecé sirviendo café en un consultorio, anotando cuentas a mano, sacando la basura y atendiendo el teléfono como si supiera.
Aprendí con los pies en el barro.
Diseñaba flyers mientras armaba mesas en un catering y peleaba con una laptop que se colgaba cada tres clics.
Después vino la agencia de marketing 360: hotelería & turismo, branding, contenido, eventos. Cobertura LATAM. Todo. Ahí me curtí.
En 2020 no “me reinventé”…
me tiré a la pileta con un perfil de LinkedIn y una obsesión con el marketing digital.
Aprendí con cursos y redes, entré a una startup para creadores y terminé como Social Media Manager, viajando y entendiendo cómo se mueve de verdad el mundo digital -específicamente los negocios de infoproductos & marcas personales-
Spoiler: no es como en los reels.
Me moví como nunca, pero lo más jugoso de eso fue lo que no se ve: cómo piensan, cómo venden, qué se cae y qué se sostiene cuando el producto sos vos.
Estudié diseño industrial y tengo una tecnicatura en organización de eventos. No diseño para que quede lindo: diseño para que funcione.
En 2023 pegué el salto sin red.
Renuncié al trabajo en dólares sin plan B.
Pensé que no iba a viajar más: viajé el doble.
Pensé que no iba a vivir sola: lo hice mejor.
Pensé que no iba a ganar en USD: tripliqué.
No fue magia. Fue identidad.
Fue convertirme en lo que ya sabía que era: Maryland.